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Niñeces trans: del margen al centro del debate democrático Yo opino

Niñeces trans: del margen al centro del debate democrático

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La opinión pública asiste a un momento de inflexión profunda respecto a los derechos de niños, niñas y adolescentes trans. El informe aprobado por la Comisión Investigadora 57 (CEI-57) de la Cámara de Diputadas y Diputados, si bien no es vinculante —es decir, no tiene fuerza de ley, por lo que no instituye obligación alguna a las instituciones y profesionales en ejercicio en nuestro país— resulta profundamente regresivo para el ya precario marco de protección de las niñeces trans.

El objetivo es desmantelar el Programa de Acompañamiento a la Identidad de Género (PAIG), derogar la Circular 812 que garantiza el reconocimiento identitario en instituciones educativas, restringir severamente el acceso a servicios de salud integral y eliminar el derecho a modificar el nombre y sexo registral antes de los 18 años. Medidas que reinstalan un paradigma tutelar que subordina la autonomía progresiva de les niñes a criterios adultocéntricos y patologizantes.

Esta ofensiva político-legislativa forma parte de una arremetida más amplia, promovida por redes internacionales anti-género que disputan lo público desde la desinformación y el pánico moral. Obedece a una racionalidad neoconservadora que reactiva mecanismos de abyección como estrategia de dominio, usando a las niñeces trans como blanco preferente para instalar narrativas de caos y amenaza social. Sin embargo, lejos de proteger a las niñeces, tal como proclaman, sus medidas las exponen: las sacan del aula y de los servicios de salud, las obligan a la clandestinidad.

Ahora bien, recordémoslo: la primera arremetida fracasó. Entre agosto y noviembre de 2024 se instrumentalizó el Informe Cass como “evidencia científica” para derogar derechos en salud. Una investigación que, hoy lo sabemos, gracias a revisiones sistemáticas de la comunidad científica, posee un alto riesgo de sesgo, presencia de fallos metodológicos y afirmaciones no fundamentadas, además de un doble estándar en la evaluación de la evidencia. Sin embargo, ese no fue el motivo por el que CEI-57 fue desaprobada, sino por la presencia de aquellos parlamentarios del ala progresista que esta vez no votaron en su contra.

A estas alturas, no se puede hablar de desconocimiento o de incertidumbre respecto del tema. Hay suficiente acumulación y circulación de experiencias y estudios que muestran la importancia de los apoyos familiares, educativos y clínicos con enfoque afirmativo. Numerosas investigaciones evidencian que el acompañamiento temprano, informado y respetuoso mejora significativamente la salud mental, el desempeño escolar y la integración social de niñes trans, disminuyendo los índices de suicidalidad y los efectos intra e inter subjetivos de los estresores culturales. Una de estas evidencias es el libro “Niñeces trans*”, obra compilatoria de reflexión multidisciplinaria, basada en proyectos de intervención social y líneas de investigación enraizadas en el activismo por los derechos trans.

Las niñeces trans no son un error que deba prevenirse ni una desviación que deba corregirse: son sujetos con agencia relacional, cuyas existencias nos interpelan a repensar qué entendemos por niñez, por identidad y por democracia. Lo que está en juego es, en última instancia, el modelo de sociedad que aspiramos a construir. Los derechos, o son verdaderamente universales, o se convierten en privilegios disfrazados de equidad. La protección real se forja asegurando las condiciones materiales y simbólicas para una vida vivible, no abandonando a quienes ya transitan la línea roja de la vulneración cis-témica.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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